domingo, 24 de febrero de 2013

Pensar fuera de la caja (de belleza)

Leyendo blogs como de costumbre, me crucé con muchas críticas negativas sobre las empresas locales que venden cajas de belleza. Para las que no sepan, una caja de belleza es básicamente una caja por la que vos pagás una cantidad de dinero y que promete traer productos de primera línea (usualmente de "tamaño viaje") seleccionados dentro de una gama de marcas y dependiendo un perfil que vos rellenás en la página web de la empresa cuando te suscribís.


 A mí la únca box que me gusta es "Pandora's Box", el disco de Aerosmith.


Las críticas (son geniales, recomiendo leerlas en los blogs de Ale y Flor) consisten en que las cajas, en lo general, no cumplen con lo que prometen. No traen todos productos de primera línea, traen muestras gratis (prohibidas para la venta) o testers en vez de las tallas de viaje, no coincide la selección de productos con el perfil de la clienta, los productos están vencidos o se están por vencer, se demoran en llegar las cajas, y la lista de calamidades sigue. Leí todas estas críticas de curiosidad pura, porque nunca compraría una caja de belleza.

Ahora, me parece siniestramente genial esto de que te manden una caja. Las personas en general relacionamos recibir una caja con recibir un regalo (ya sea de navidad, de reyes, de cumpleaños, de aniversario, etc), no importa que estemos pagando por ello, subconcientemente lo relacionamos con algo bueno y que nos va a dar felicidad. Estos tipos son brillantes.




Busqué "genio maléfico" en Google y salió esto.


Pero si lo pensás por dos segundos más de lo normal, ya te empieza a hacer ruido la idea. Toda esta polémica con las cajas de belleza locales, me dí cuenta, tiene un gran paralelismo con las expectativas que uno tiene sobre la vida misma, y sobre la manera en que vivimos en la Argentina.

Primero que nada, yo no termino de entender cómo estos tipos prometen algo tan simple y terminan fallando en todos los aspectos pensados. Eso habla mucho de cómo se hacen las cosas en este país. Sólo se piensa en ganar el dinero y no importa si a tu paso dejaste una horda de miles de clientas enfurecidas, a algunas seguro les devolvés el dinero y listo, del resto seguro zafás. Terminan ganando dinero igual, y no importa si hicieron pasar a un montón de chicas un momento de decepción y amargura por sentir que perdieron dinero.

En alguna parte del mundo seguro debe haber alguna empresa de cajas de belleza que haga las cosas bien. Supongamos que acá existiese tal cosa. Una rellena el perfil, paga una módica suma, y viene una cajita preciosa con todos productos de marcas super caras que te van a encantar y vas a gozar probándolos. Luego de probarlos seguramente vas a darle un feedback a la empresa, y se sabe que a las mujeres nos encanta opinar sobre absolutamente todo lo que sucede en el universo, entonces vos salís ganando porque te sacás las ganas de sentirte licenciada opinóloga professional super top notch sex and the city.
 

"Quedé hecha una diosa con todos los productos
y encima LA TENGO CLARÍSIMA".


Todos contentos, especialmente la empresa.

Empecemos por la obviedad de que a la empresa le cuesta mucho menos dinero armar la caja y enviártela, que el dinero que vos le estás pagando, por ende está generando una ganancia. Por otra parte, ya sea mediante tus redes sociales, blog, o en el feedback directo a la empresa, vos le estás dando tu opinión sobre el producto, y la empresa a su vez le comunica este feedback general a las companías de productos que ellos están usando para sus cajas, lo cual a las companías les sirve para afilar su márketing y el desarrollo de sus productos; y consecuentemente, vender más. 

Es más, si vos opinás online sobre los productos que usaste, aunque fuera una opinión negativa, ya le estás haciendo publicidad gratis a la marca. Si yo fuera esa clienta, no podría evitar sentirme un poquito usada. O sea, te estoy pagando, y encima te soy útil para que vos puedas venderme más y yo te siga pagando. Me siento sucia. Ojo, si yo compro un producto cualquiera por mi cuenta, y le hago la reseña en mi blog, también es publicidad gratis, pero bueno, de última el producto lo elegí yo, y también elijo si reseñarlo o no. Y no subestimemos el valor que esto le significa a la companía, ellos valoran esa publicidad personalizada a tal punto que muchas bloggers reciben periódicamente productos gratis para que los reseñen, a la companía los productos le salen muchísimo menos que el precio al que lo compra el público, aún las marcas más exclusivas.

Y si sigo comprando cajitas, voy a acumular cajones y cajones de productos que por lógica no voy a terminar de usar casi nunca. Vamos, seamos sinceras chicas, la mayoría de nosotras acumulamos por puro vicio, no importa que los productos que nos manden sean de talla chica, no vamos a terminar de amortizar la caja al 100%, porque no vamos a usar el 100% de los productos que nos mandaron. Eso es porque probablemente no nos terminen gustando todos los productos, o tenemos alguna mejor opción en nuestro tocador que supera lo que nos mandaron. Me refiero, si vos tenés, por ejemplo, una crema hidratante que te funciona bien y a la que sos fiel; si en la caja te mandan otra crema hidratante, la vas a usar dos veces y vas a volver a la tuya de siempre porque es obvio que te funciona mejor. Somos animales de costumbre.

No terminar de usar productos es algo normal incluso para las cosas que compramos por nuestra cuenta, pero la diferencia es que en el caso de las cajas de belleza, estamos hablando de un promedio de 5 productos por caja. No hace falta ser un genio para ver que esto promueve la acumulación innecesaria de muchas cosas que van a terminar en la basura, o, en el mejor de los casos, se lo vamos a regalar a alguien de confianza que no le moleste que le regales una cosa usada o probada.



 "Este gloss que me regalaste tiene
un pelo pegado, no soy más tu amiga"



Uno podría argumentar: bueno, pero a mí me gusta juntar vagones de cremitas y maquillajes en el patio de mi casa y revolcarme entre ellos al ritmo de la macarena me hace feliz. Si te hace feliz buenísimo, seguí comprando cajitas, pero no seas tan inocentes de pensar que estás haciendo un buen negocio.

Soy sensible con este tema porque me molesta mucho el consumismo al pedo. A todos nos gusta comprar cosas bonitas, pero lo ideal para nuestra economía es que compremos con sabiduría y fijándonos bien si ese producto es tan indispensable para nuestro bienestar o no. Como dije en otros post, las empresas tienden a generar necesidades en nosotros para poder cubrirlas ellos con productos y que nos volvamos dependientes de ello. ¿Las solucionan? A veces sí, aunque siempre reina la disconformidad en algún aspecto. Un cliente satisfecho compra una vez y por un tiempo se conforma con lo que le hizo bien; un cliente insatisfecho va a seguir buscando soluciones y va a gastar aún más dinero, y por ende es más lucrativo.





Dejemos de hablar de dinero y cosas mundanas, y centrémonos en el fondo filosófico de todo esto. Comprar una caja de belleza no es muy distinto a la manera en que la sociedad nos plantea que nos tomemos la vida. La vida que tiene que hacer una persona, hoy en día, parece venir "prediseñada" de acuerdo a "tu perfil".

Hay una caja para principiantes, común a todos los perfiles: contiene útiles escolares y libros varios. Vas a hacer la primaria y la secundaria, y al final de ese camino vas a rellenar el formulario sobre qué te gusta más hacer (¿escribir? ¿manejar números? ¿usar la pc? ¿enseñar?) y de acuerdo a eso, vas a pasar a la siguiente caja, que la mayoría de las veces se llama facultad o universidad, que va a estar diseñada de acuerdo a ese formulario. Se ve que esto de la inconformidad con las cajas es algo común, porque uno a veces termina la facultad y se da cuenta que la suma de los productos no resultó en conformidad, y que algunos estaban bastante flojos. Y que seguro vas a tener que comprar otra caja llamada post grado, o doctorado, para ver si con eso te va mejor.

Otra línea de cajas muy conocida y consumida alrededor del mundo es la muy conocida Religión ®. La compra se da en varios momentos. Capaz te la compra tu familia y te la da apenas nacés. Y luego, de más grande, la atesorás (aunque seguro los productos van a estar un poco vencidos) o comprás una distinta y tirás a la basura la que te dió tu familia (esto seguro no les va a caer muy bien). Y las cajas Religión, seamos sinceros, son una bosta, porque algunos productos te hacen bien, otros te dan miedo, otros te hacen sentir culpa, otros paz; es una caja llena de ambivalencias que muchas personas deciden nunca usar, lo cual me parece totalmente comprensible.

Y ni te hablo de la caja Pareja, ni de la caja Familia, porque me deprime pensar cuántas relaciones hermosas se arruinan por culpa de las cajas de cosas que "deberíamos hacer" para mantenerlas a flote, cuando en realidad deberíamos escuchar a nuestro corazón y no acudir a soluciones prediseñadas a problemas únicos.

Pareciese que nuestras conductas y nuestras decisiones, y las consecuencias de las mismas, viniesen en cajas y siempre fueran predecibles, predefinidas.

Hay una expresión en inglés: To think outside the box. Pensar fuera de la caja. Darnos cuenta de qué necesitamos realmente, y no dejar que un grupo de personas que no nos conoce decida por nosotros basándose en un molde. Cada persona es única, y sólo ella sabe qué necesita para ser feliz; aún cuando a veces es muy difícil leernos a nosotros mismos, es la lectura más provechosa, y eso es algo que nunca se va a vencer, ni nunca se va a gastar, ni nunca lo vamos a regalar.

Pensemos fuera de la caja. Así surgen las personas extraordinarias.
Estoy en Facebook, si querés visitame y poneme "me gusta", y podés dejarme mensajes o comentarios. :)  

5 comentarios:

  1. jajaja
    a la mierda con las cajas xD

    más allá de la reflexión filosófica (porque si es por insatisfacción permanente, las cajas son sólo la puntitititita del iceberg) podría valer la pena invertir en una cada tanto para reestockearte de productos, si realmente fueran lo que deberían ser: productos que necesitás pero de marcas que tal vez no probarías de otra forma. y creo que el verdadero sentido es esa pequeña "indulgencia" de la sorpresa. obvio, hay cosas que no te van a gustar, pero la idea es que valga la pena por lo que sí te gustó.
    en ese caso creo que en algún punto todos ganaríamos algo. vos pagás menos y conocés productos que te sirven y te gustan, la empresa de turno (que de ahora en más llamaremos garchabox) gana dinero, y la empresa de cosméticos recibe un feedback de las clientas.

    ahora, si salís perdiendo de cualquier forma porque te mandan para probar productos que francamente no usarías ni regalados, pero encima pagás, para que a su vez garchabox le cobre a otras empresas para hacer un estudio de marketing (sea en dinero o productos), gana garchabox, pero las clientas perdemos!!!!!! terminamos gastando más de lo que gastaríamos (porque francamente, qué me importa si el precio de los productos triplica el de la caja, en la mayoría de los casos no usaría ninguno de ellos ni aunque fuese gratis)..........

    no se, no entiendo a la gente que sigue comprando ciegamente las cajitas. en mi caso la única que me queda es seguir con glimbox porque pagué suscripción anual, pero never again, a menos que alguna de ellas cambie RADICALMENTE y lo mantenga lo suficiente para volver a ganar una mínima confianza... no creo que suceda en un futuro cercano, y no creo que les convenga porque evidentemente siguen consiguiendo clientela.

    ResponderEliminar
  2. yo me habia suscrito a glimbox porque eran solo 4 cajas al año... ya pedi mi plata de vuelta... las cajitas estan llenas de productos que hubiera sido mejor no fabricar nunca!

    el caso ideal que plantea Ale es una situación win-win que no se da en la realidad, pero no seria imposible tampoco

    ResponderEliminar
  3. jajajajaaa, muyyy buena entrada!, yo me considero compradora compulsiva, ay sonó horrible jajaja, pero me saca de quicio este grupo de empresarios que un día lavándose los dientes frente al espejo dijeron CHACHAAAN y arrancaron con esto, en el resto del mundo es un WOOOW (baba) y acá? como siempre las Argentinas recibimos las migas y pagamos maaaaas, si esperan que nos acostumbremos y los aceptemos están muy equivocados!
    TE SIGOOOOO!

    un besoo!
    http://solamentemujeres.blogspot.com.ar/

    ResponderEliminar
  4. He quedado impresionada con esto que dijiste, porque si, tienes mucha razón. El caso es que a mi, por no tener tarjetas y una economía "ni fu ni fa" me ha tocado aprender a la fuerza. Igual pienso que de vez en cuando vale la pena comprar las susodichas cajas, pero lo que soy yo, ya no esperaré el factor sorpresa ni para bien, ni para mal.

    ResponderEliminar
  5. las que ganasn mas son las !creativas" que idearon el negocio, se que esto surgio en harvard a araiz que a la bff de una de las socias le llovian infinidad de muestras pues laboraba en una revista de modas, a ellos les dan gratis estas muestras solo gastan en la logistica y empaques a veces chafas, encima debe haber un 15% al que nunca le llega la caja como en mi pais Peru esto pasa con la sassybox me parece que hasta ahiora marzo 2014 no llega la caja de diciembre 2013.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...