domingo, 10 de marzo de 2013

Cómo descubrí que la felicidad es belleza

Les voy avisando que mañana tengo GRANDES noticias para ustedes, y el que avisa no traiciona, stay tuned  *guiño guiño*

La semana pasada fue bastante significativa en mi vida por muchas razones, muchas fueron buenas y otras bastante malas, y otras verdaderamente inciertas; este fin de semana quedé exhausta y sin ganas de ver a nadie. No es para tanto igual, a veces pasa.

Usualmente soy una persona feliz. No me puedo quejar al respecto. En gran parte se debe a que tengo un gran compañero de vida a mi lado, una familia de la cual me siento orgullosa, y unos excelentes amigos. Por otra parte también se debe a que tengo paz interior. La paz interior se logra principalmente con fe; en vos misma, en tus ideas, en tus convicciones, y, en mi caso, también de una fuerza superior que vela por mí (lo que se entiende como una forma de espiritualidad). La paz interior no es inquebrantable, pero si es fuerte, resiste la mayoría de las circunstancias. Hay pocas cosas que logren romper mi paz interior, pero debo reconocer que esto fue porque hubo situaciones que la quebraron repetidas veces y me enseñaron a ser más fuerte.


 

El viernes me enteré que se declaró en quiebra una empresa en la que trabajé desde agosto hasta diciembre de 2011. En esos meses pasé muchas cosas que me hicieron volver a creer en mí misma.

No voy a dar nombres porque aunque haya desaparecido la empresa, aún guardo un poquito (un poquito nada más) de respeto por las personas que trabajaban ahí; sólo voy a decir que era una empresa que se manejaba online, y que yo trabajé en el area de sistemas.

Conseguí ese trabajo porque una compañera mía de la facultad (a la que llamaremos M.) entró a trabajar ahí, y necesitaban otra persona, entonces me recomendó, y al cabo de una semana ya me habían entrevistado y estaba contratada. Empecé super entusiasmada porque éramos lo que se dice "programador junior"; uno es aprendiz de programador y asiste a los "senior" con sus tareas. La gerente del área (a quien llamaremos A.) nos explicó muy alegremente que nos iba a dar tareas pequeñas que ella quería delegar y que en el proceso íbamos a aprender un montón, y que ella personalmente nos iba a capacitar. Era una señora con mucha carrera y experiencia en el área, por ende desde el principio le tuvimos mucho respeto.

La empresa estaba dividida en varias oficinas, pero la gente parecía interactuar entre sí bastante y desde el principio nos comentaron que organizaban a veces salidas, en incluso jugaban al amigo invisible (??). El primer día hasta nos vino a dar la bienvenida el mismísimo dueño de la empresa, deseándonos suerte y asegurándonos que por cualquier duda que tuviésemos, él estaba a nuestra disposición.

La primera lección, que reconocí mucho después de que terminó esta historia: Cuando te pintan algo muy muy muy bueno de un lugar al que estás entrando, desconfiá. Seguro están intentando distraerte de algo que está sucediendo, y que es malo.

En el transcurso de las dos primeras semanas de trabajo, con M. ya nos dimos cuenta que algo no andaba bien.

La gerente (A.), que manejaba las principales tareas de nuestra área, y que trabajaba alrededor de 10 horas por día (sin contar lo que hacía desde su casa), al principio se moderó delante nuestro, pero no tardó en dejar entrever que era de esas personas que nadie quiere tener como madre, ni como esposa, ni como pariente en cualquier forma, ¡y ni hablar de gerenta! Era una persona en extremo violenta. Y cuando digo violenta no estoy exagerando. Era violenta en el más puro sentido de la palabra. Encorvada frente a su computadora, insultaba en voz alta cada vez que algo le andaba mal, ya fuera por error electrónico o humano, y si era por lo segundo, levantaba el tubo y puteaba a quien fuere responsable de ello, siempre cayendo en una falta de respeto tal que nosotras nos quedábamos mirándonos entre nosotras, horrorizadas. Ese maltrato telefónico también se extendía a su mucama: la llamaba a lo largo del día a preguntarle si había hecho tal o cual cosa, la retaba, le recriminaba que tal o cual día hizo algo que no le gustó, le cortaba mal el teléfono... Y así todos los días. Yo por dentro pensaba: no sé si esta chica trabajará cama adentro o no, pero si trabaja cama adentro le doy una abrazo mental, fuerza piba, te re entiendo la patrona de cuarta que tenés porque la estamos compartiendo en este momento. La violencia no era sólo verbal. A veces se re sacaba y le pegaba patadas al escritorio, piñas al teclado, salía enfurecida de la oficina dando pisotones. Era todo un show al principio, pero llega un momento que te deja de resultar gracioso.

Obviamente que ese maltrato no tardó en extenderse hacia nosotras. La supuesta capacitación que nos iba a hacer nunca llegó. De hecho, nunca entendimos del todo por qué nos contrataron tan rápido si no estaba bien definido para qué nos necesitaban. Nos mandó a investigar algo por internet que, francamente, no existía, y cuando comprobamos que no existía, no nos creyó y se lo puso a investigar ella, para verificar un par de días después que sí, que no existía. Nos mandó a analizar un programa para que hiciésemos uno parecido; y estaba en un lenguaje que nosotras no sabíamos pero ni de casualidad (y que ella sabía que no lo sabíamos, porque nuestros conocimientos estaban detallados en una lista que le hicimos cuando entramos a la empresa; es lo mismo que vos pongas que hablás inglés y francés y te den a traducir un texto en ruso). Y cuando le dijimos que nos habíamos impreso el manual para entenderlo (porque era como un jeroglífico egipcio para nosotras), se enojó. Sí, se enojó. Porque, quote, "no hacía falta entender el programa, sino saber cómo funcionaba para copiarlo". Vieja, sos Einstein, ¿cómo voy a entender cómo funciona si no sé qué carajo dice? No hace falta ser programador para entender que lo que nos estaba pidiendo era imposible. Pasó más de un mes hasta que, ante nuestra insistencia de que no sabíamos lo que nos estaba pidiendo y que no lo podíamos aprender por nuestra cuenta, se empezó a juntar con nosotras a reveer el asunto, pero no a explicarnos, sino a hacerlo ella y que nosotras mirásemos. Cabe aclarar que tanto M. y yo teníamos muy buenas notas en la facultad y eramos lo que se dice "aplicadas", no éramos dos boludas caídas del árbol; anotábamos todo, y haciamos preguntas ante lo que no entendíamos, pero siempre éramos tratadas con desprecio por parte de A., como si ella nos estuviese haciendo el favor de laburar por nosotras, como si fuéramos dos ineptas.

Como además la tipa estaba super ocupada, esos momentos de sentarse con nosotras a ver ese trabajo, eran muy pocos. Nosotras estábamos allá de lunes a viernes, cinco horas diarias, y si se sentaba con nosotras una vez por semana era un milagro. ¿Y el resto del tiempo? Nada. Nos sentábamos en las pc a mirar fijamente el programa, mirarnos entre nosotras con cara de "qué verga lo que nos está pasando", escucharla a A. puteando a distintos miembros de la empresa y a su mucama, y ya. Algunos días recuperábamos la motivación (que no entiendo de dónde la sacábamos, a esa altura) y nos sentábamos juntas con el manual a intentar descifrar el código da vinci que era ese programa de mierda, y obviamente no entendiendo ni jota; y si llegábamos a hablar en un volumen más alto que un susurro, A. se daba vuelta desde su puesto y nos acusaba de estar charlando, de estar pelotudeando, de estar chusmeando sobre nuestros novios (textual), etc. Cuando le mostrábamos que estábamos las dos con el manual y el programa abierto, se sacaba más y nos decía que le estábamos tomando el pelo, que así no servíamos, y que ya no sabía qué hacer con nosotras. Y, obviamente, las computadoras no podían estar con otra cosa abierta que no fuese el bendito programa, porque ella nos monitoreaba desde su estación y sabía qué cosas abríamos. Varias veces por razones totalmente banales, se sacó bastante feo y nos gritó. Mi amiga M. es bastante tímida y no se animaba a contestarle, pero yo le contesté, una de esas veces, y con toda la elegancia que me permitió mi cara de "quiero matarte", que estaba pretendiendo cosas de nosotras que desde el principio sabía que no podíamos hacer, y que se fijase si no se estaba equivocando.

Se estarán preguntando: Sí, Meli, lo que contás es una garcha total, pero ¿a qué viene todo esto, más allá de contar el laburo pedorro que tenías?

A lo que quiero llegar es que un par de meses de estar mirando la pared durante cinco horas diarias, y encima con ese maltrato psicológico constante, hicieron estragos en mí, no sólo anímicamente, sino que en mi apariencia. Sumar la facultad a ese trabajo horrible hizo que por esos meses, prácticamente no viera a mis amigos, y a mi novio sólo una vez por semana. Se me empezó a caer el pelo. Me salían unos granos horribles. Tenía unas ojeras gigantes. Y, a pesar de vivir a ensalada, porque cuando estoy triste se me cierra el estómago, engordé cinco kilos en un abrir y cerrar de ojos. La ropa no me entraba. Me sentía muy mal conmigo misma.

Tardé un poco en compartir mi malestar con mis seres queridos, porque al principio no entendía qué era exactamente lo que me estaba haciendo mal. Pensé que estaba siendo super maricona, hay mucha gente que es maltratada en el trabajo y sobrevive, me decía a mí misma, yo no puedo dejar que esto me gane. Pero lo que me estaba pasando a mí, lo ví reflejado también en M; la miraba a ella y la veía pálida, triste, sin ganas de nada, de mal humor. También estaba viendo poco a sus amigos. Dormía mal y se resfriaba a cada rato. Pasaron las semanas, y los meses, y llegó un punto en el que me dí cuenta que ese lugar nos hacía mal. Cuando por fin le manifesté mis dudas a mi novio y a mis viejos, la opinión fue unánime: "tenés que renunciar". Yo lo sentí como un fracaso total, pero sabía que era lo que debía hacer. Se lo transmití a M. y ella me dijo que opinaba lo mismo, y que teníamos que renunciar. Uno de estos días renunciamos, dijimos.

Desde esa charla pasaron tres semanas, y todavía no habíamos renunciado. No sé por qué, pero no nos salía. Todos los días llegábamos y decíamos "hoy se lo vamos a decir", pero justo en el medio A. hizo un viaje personal y por dos semanas no apareció. Fue un respiro muy grande, pero sabíamos que cuando volviese lo teníamos que hacer. Incluso hasta llegamos a especular de renunciar después de las fiestas, porque habían puesto muchos feriados puente y quizá nos convenía. Yo le pedía a Dios todos los días que me diese la fuerza para ir a dar la cara y presentar la renuncia. Me sentía atrapada. No entendía bien por qué, pero estar en la presencia de esa mujer me intimidaba mucho, porque era muy violenta. Y eso que yo soy bastante contestadora y de carácter fuerte, pero la situación, tanto a M. como a mí, nos achataba totalmente.

No hizo falta. La seguda semana de diciembre, A. me llamó aparte y con lágrimas en los ojos (recordemos que es una persona fría y turra, así que esas lágrimas merecían un Oscar), me dijo que la gerencia estaba recortando personal y que, como yo era la última persona que habían contratado, me corresponía el hacha a mí. Yo no lo podía creer. Era como si navidad hubiese llegado temprano. Creo que nunca estuve tan contenta ese año como el día que me echaron. La semana siguiente, renunció M., porque el plan original era irnos juntas, y "si se quedaba ella sola ahí adentro, le iba a agarrar una crisis de nervios". Textual.

Unos días después nos citaron a las dos para pagarnos la remuneración, y yo estaba super contenta porque según mi cálculo, me tenían que pagar alrededor de ocho mil pesos, incluso le había pedido a una amiga del gimnasio, que es abogada, que me hiciera el cálculo así yo ya sabía cuánto tenía que cobrar.

Claro que no. Me intentaron pagar lo mismo que a M, unos 1600. Recordemos que M. había renunciado, y a mí me habían despedido. Resumiendo, le rechacé el pago a la contadora y le dije que ya había hablado con abogados (?) en caso de que me quisieran pasear con la remuneración, incluso le dí un papelito con la remuneración detallada ítem por ítem. Me terminaron pagando en cuotas, pero justo a tiempo para que me fuera de vacaciones con todo pago. A mí no me cagás así, no señor.

Habían pasado pocos días desde que no trabajábamos más, y en una charla telefónica, M. me hizo un comentario que se quedó conmigo por siempre: "Che Meli, decime perseguida, pero desde que no vamos más a trabajar, tengo menos granos, tengo la piel distinta, me siento como si hubieramos estado en una pecera de maldad todo este tiempo. Posta me hacía muy mal estar ahí".

¿Viste cuando en una película de terror el protagonista ve al monstruo y su compañero le dice, "sí, yo también lo veo"? Por un lado es malo porque ahí tenés que correr por tu vida, el monstruo es real. Pero por otro lado te das cuenta que no estás loco y que acabás de descubrir que los monstruos existen. Con esta experiencia me pasó algo muy parecido. Yo no estaba del todo segura de que haya situaciones que te hacen mal, realmente mal. Pensé que en realidad todo dependía de cómo te lo tomases. Pero no. Cuando el monstruo es real, no hay que abrazarlo e invitarlo a jugar al póker; hay que correr por la vida porque sino te come. A nosotras nos terminó saliendo bien (más a mí que a M, aunque les digo la verdad, hasta que me pagaron me hice bastante mala sangre); pero creo que si hubiésemos renunciado apenas nos dimos cuenta de que ese trabajo no era lo que nos habían vendido, y que estar constantemente con la personalidad tóxica de A. nos iba a hacer tan mal, nos hubiésemos ahorrado miles de disgustos

Como dice Charo López en un capítulo de Club Gabou: "No tenés miles de vidas para estar gastándolas en un laburo que no te gusta, con una persona que te trata mal... Cuando uno se banca una mierda porque eso más adelante te va a dar algo, es una señal de que te estás mandando una cagada".

Por eso, si vemos que estamos mal, tanto física como anímicamente, no intentemos arreglarlo con cremas, preguntémonos primero si no hay algún monstruo dando vueltas que te está vampirizando la vida. Y si lo ves, no intentes amigarte, ¡huí!



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8 comentarios:

  1. es tan cierto! Me pongo muy horrible cuando estoy estresada, ahora voy a tener siempre presente esta historia cuando me sienta asi
    Gracias por compartirla

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    1. Gracias Anto, me alegro que te haya gustado! Un beso grande.

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  2. Que importancia que tienen cosas como la convivencia y los afectos en las personas..

    Una vez leí no recuerdo donde, que fueron hechos estudios con chicos que vivieron en hogares faltos de cariño, en donde no eran contenidos e incluso sufrieron de maltratos.. y que los resultados de sus cabecitas mostraban unas frecuencias mentales de cosas todas relacionadas al nivel de los nervios y al estado de alteracion individual que eran similares a las que se obtenian de las frecuencias de la cabeza de personas que se encontraban peleando en medio de una guerra...

    Pobrecitas menos mal que renunciaron!. Besos

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    Respuestas
    1. Mirá qué interesante eso del estudio con los chicos, no sabía; es clara evidencia de que la influencia es real. Gracias por tu aporte :) Besos

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  3. dios, tremendo lo que contás. me acuerdo una vez que escuché en un programa de radio a un chico que laburaba en un call center (bueno, fueron varias veces que escuché comentarios, pero esa fue la vez que fue más extenso y detallado) y no me imaginaba vivir en un ambiente así. no por nada en ese tipo de laburos te tienen que poner asistencia psicológica para que puedas sobrevivir.

    lo lamento realmente por la gente que no puede conseguir otro laburo y tiene que someterse a eso.


    ahora hablando del tema del stress.. no sólo repercute en el cuerpo a nivel estético (aunque capaz sea lo que más se nota en el corto plazo), repercute de una forma tremenda en todo. hace un tiempo, cuando todavía no tenía muy claro en qué rama de la biología laburar, fui a un congreso de neuroinmunoendocrinología (lo que los tipos estudian es, básicamente, la interacción entre estados de ánimo y experiencias en el sistema inmune y las hormonas). no seguí estudiando ese tema porque casi todos los experimentos involucraban estresar ratas de formas que para mí rayan la tortura... escuché cosas muy feas en ese congreso. pero lo que me quedó grabado es cómo repercute cualquier experiencia negativa en el cuerpo. estaba lleno de estudios acerca de cómo se modifican los niveles de hormonas a causa del stress, generando problemas inmunes, infertilidad (porque la posibilidad de que un feto se pueda implantar tiene mucha relación con el sistema inmune), depresión (incluso recuerdo que comentaban que si una rata embarazada se estresaba, las crías, aun nonatas, probablemente presentaran comportamientos depresivos y temerosos), toda clase de problemas hormonales, incluso predisposición a sufrir ciertos tipos de enfermedades autoinmunes, cáncer....

    en fin, es un tema super interesante (aunque para mi no justifica toda la experimentación horrible que ya te dije). pero me hizo acordar, creeme que todo eso que sentiste tiene sustento científico y si hubieses seguido ahí podría haber sido realmente mal para tu salud fisica y mental. me alegro que hayas podido alejarte de eso :)

    beso a pikachu

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  4. Terrible, los abusos en el ambito laboral son tremendos. El tipico pico de stress son los call centers, terminan con paralisis facial, carpeta psiquitrica, problemas auditivos, es un laburo de mierda, una vez me llamaron de uno, dure 2 dias, me pedian q gritara para hablar porque la señorita supervisora me tenia q escuchar desde la otra punta del salon, yo con gripe, disfonica, donde levantaba la voz se me iba, asi q hablaba despacio pero perfecto, la gente me entendia, se lo dije una vez, estoy enferma, "NO IMPORTA, GRITA IGUAL" , a la segunda me levante y me fui, q podia esperar en 1 mes en ese lugar... y encima tal cual decis vos, al principio una divina absoluta, todas las promesas, sonrisa de oreja a oreja, al otro dia se dio vuelta como una media, era una cinica, escuchaba como subestimaba y maltrataba a las otras chicas y no la podia creer.

    Interesante los comentarios, sabia este tema del estres y las repercuciones en el cuerpo pero no tanto

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  5. Hola! llegue a tu blog x recomendacion de alesita sobre los esmaltes holo y termine aca xD obvio que te sigo

    Yo también soy de sistemas y también pasé por algo así en mi primer cliente... nada mas q eramos un grupo de 5 de esa misma consultora y los clientes nos odiaban sólo por ser de esa consultora (pregunta numero 1: quien los mando a contratarnos entonces?) Hicimos fuerza, luchamos varios meses y pudimos salir los 5.

    No es por defender a esta mina porque evidentemente tiene unos serios problemas de personalidad, y además es cierto es increíble los estragos que puede hacer en el ánimo de una persona, de hecho a mi tambien me pasó en ese mismo cliente: estaba descuidada, engordé 8 kilos de golpe -y nunca recuperé mi forma-, estaba siempre cansada, no quería salir de casa, en resumidas un deasstre.
    Pero sí intento ponerme en su lugar, capaz que ella al quebrar la empresa queda en la calle y debe ser re difícil saber que te estás quedando sin trabajo en días y encima tenés que capacitar a dos personas, y para qué si ya sabés que se está viniendo a pique, y para qué laburar más, en ese momento a ella tampoco le debió estar importando nada.
    Mi viejo en el 2001 vivió una situación extremadamente igual, se quedaba hasta altas horas de la madrugada trayéndose laburo a casa, liquidando sueldos de compañeros de 20 años de trabajo que todavía no sabían lo que les iba a pasar, estaba con el ánimo por el piso, estábamos preocupados xq sufre del corazón, hasta que finalmente le tocó a él.

    Igual, a pesar de intentar ponerme en su lugar, hay una realidad: NADA justifica ni la violencia que ejerció hacia ustedes (creo que eso incluso es denunciable si quisieran) ni que les traslade su problema a ustedes; en sí, nada justifica que ustedes hayan tenido que pasar por ese infierno todos los días.

    Otra cosa que hay que tener en cuenta es que sistemas últimamente está en una etapa no muy linda, muchos contratos están mudando a la india y acá queda mucha gente sin asignación o directamente sin laburo como pasó en ibm.

    En fin, amén de todo, FELICITACIONES por haberte puesto a vos en primer lugar y tomar las decisiones necesarias para poder sentirte mejor. y no te preocupes que seguro conseguís en otro lado -creo q donde laburo, así y todo, sigue tomando gente- Te aplaudo de pie :)

    Sabri
    Una nerd en rehabilitación http://nerdenrehab.blogspot.com.ar

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    Respuestas
    1. Increíble Sabri! Nos termina pasando a todos en algún momento me parece, es una mierda pero se aprende mucho de la experiencia.

      Por suerte me sirvió también para darme cuenta que esa profesión no era lo mío, ahora me dedico a otra cosa totalmente distinta :) POR SUERTE.

      Gracias por pasarte! De casualidad recién entré a tu blog y después leí este comentario :P

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