Mi super mascarilla anti-impurezas, hecha en casa

Tengo una piel sensible, demasiado blanca, apenas me toca un rayo de sol me lleno de pecas. No soy de tener granitos excepto en mi momento más hormonal del mes (más conocido como "mi momento de furia"). En invierno aprovecho para liberarme de todas mis pecas remanentes del verano, me hago exfoliaciones regularmente y me pongo todo tipo de pócimas y unguentos mágicos para que se disimulen mis recién cumplidos 352 años, porque, no sé si sabían, soy un vampiro.

No, chiste, el miércoles cumplo 24 (esto es una indirecta para que me saluden, ¿vieron qué sutil? soy el amo del engaño) pero en serio, me pongo de todo en invierno. Este invierno en particular, como soy parte de la sociedad secreta Rábidas Adoratrices de Santa Alesita (RASA, como decimos entre amigas), y lo que ella se compra, yo me lo compro, porque su piel de porcelana es tanto envidiada como codiciada, me estuve poniendo tanto el Effaclar K como el Effaclar Duo de LaRoche-Posay y, a pesar de que no tengo piel grasa ni exceso de imperfecciones, me resultaron bárbaros para reducir algunas marquitas y algún que otro ocasional granito.

A raíz de mucha lectura de blogs, y en un arranque de inspiración, empecé a combinar hace poco mi muy usada mascarilla de aspirinas con harina de arroz y miel, con excelentes resultados.

La harina de arroz es muy usado, especialmente por las asiáticas, para perfeccionar y blanquear la piel. Alesita hizo un post muy completo sobre sus usos acá.

La miel tiene excelentes cualidades antibacteriales y, además de muy nutritiva, es regenerativa, antinflamatoria, antiage, y, de paso, le da consistencia al menjunje que les estoy por mostrar.

Si quieren pueden escuchar esta musiquita de fondo para que hagamos como que esto es divertido.

Acá tenemos al sujeto del tratamiento (yo), que al momento de esta foto, cuidadosamente elegido, no se hacía una exfoliación hace mucho, y de paso me había salido un señor grano. Beware of the horror. Y de mi pelo.

En este primer plano del terror, puse cara de triste porque sabía qué iba a salir en la foto: numerosas marquitas y pequitas varias que me quedaron de los antibióticos que estuve tomando, que me brotaron bastante. Y el grano.

Ahora pasamos a la preparación.

Ponemos 10 aspirinas (no importa la marca, sólo que sean aspirina sin ningún agregado) en una pequeña compotera y / o bowl, y le agregamos un poquitititito de agua. Que no sea mucha, porque sino se hace una sopa. Al principio no va a parecer suficiente pero al rato las aspirinas de empiezan a disolver solas.

Agregamos entonces un pequeño puñado de harina de arroz.

Y un chorrito de miel. Jaja parece un huevo reventado :P

Mezclamos todo con una cucharita.

Yo le agregué luego una pizca más de miel y unas gotitas más de agua para que fuera un poco más pastoso. Es cuestión de encontrarle el balance justo para que no sea ni muy líquido ni muy rígido.

La pasta resultante de todo esto, la uso en dos partes.

Primero, tomo una parte, y la uso para exfoliar mecánicamente toda mi cara. Luego enjuago con agua tibia.

Luego, con lo que me quedó, lo aplico en toda mi cara (evitando el contorno de los ojos).

Intenté poner cara de que estaba todo buenísimo.

Usualmente me dejo la pasta unos 20 minutos. Me tomo un tecito mientras, y miro videos o leo blogs. Este es mi té preferido, de jengibre y otras hierbas.

Luego me voy a bañar directo, porque siempre me quedan pedacitos en el pelo y son engorrosos de sacar.

No saqué una foto del "después", ahora que me dí cuenta, pero los resultados a corto plazo (es decir, en las horas siguientes) son que la piel queda suavecita y descongestionada, con una notable reducción de la inflamación de los granitos, si los hubiese, y una ligera unificación del tono en general de la piel.

A largo plazo, estos resultados perduran aún más, yo incluso he notado que si tengo la constancia de hacérmela cada 15 días (pero no, no la tengo, me re olvido), me mejora mucho la piel en general.

¿Les gustó? ¿Tienen alguna mascarilla casera que nunca les falle?

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