lunes, 15 de abril de 2013

Haciendo lugar para cosas buenas

Domingo a la noche; no puedo dormir. Afuera hace 14 grados, sin embargo, adentro de mi casa hace 35. Ayer hizo frío, pero el portero se olvidó de apagar hoy la calefacción central del edificio y es así que estoy con la ventana abierta de par en par y el ventilador prendido, pero me horneo viva en mi habitación. Es injusto. Mañana tengo que trabajar y con este calor no puedo dormir. Estoy en short y musculosa como si estuvieramos en enero, pero es mediados de abril.

Cuando no puedo dormir y estoy incómoda, no tengo escapatoria. Leer no sirve, sentarme en la compu tampoco porque el calor me hace sentir aplastada. Tengo que moverme, tengo que hacer algo que implique movimiento.

Empiezo con lo simple. Cambio de lugar algunas cosas en mi escritorio y tiro papelitos que ya no sirvan. Reacomodo mis cuadernos en los cajones. Ya fue, saco todo, hago una limpieza. Y sigo con los otros cajones. No me dí cuenta y de repente saqué todo el contenido de mi placard afuera.




Es curioso cuando uno hace limpieza profunda en su casa. De repente te das cuenta de todas las cosas que tenés guardadas y nunca usás, encontrás apuntes y papeles de cosas que hace años que no ponés en práctica, cosas viejas que ya te estorban y cosas nuevas que habías comprado y que te habías olvidado que tenías. Es como hacer una revisión de tu vida; tus posesiones materiales son un claro reflejo de tus actividades diarias. Una casa demasiado descuidada implica que, o no tenés tiempo de ordenar y tomarte un segundo para cuidar tu madriguera (clara señal de que estás haciendo demasiado), o que no te importa vivir en el desorden y el acumulamiento y dejás que la suciedad y los trastos se vayan apilando al punto que te cueste moverte o abrir y cerrar cajones y placares (clara señal de que estás pasando por una crisis y es hora de deshacerse de viejos modelos mentales).

Hace varios años ya que tengo varios principios prácticos que cumplo a rajatabla, y que me han demostrado ser útiles para mover las "energías estancadas". Son bastantes, pero les quiero contar los que más uso:

1) Hacer, mínimo, tres veces por año una revisión de cajones y placares.
2) Nunca insistir demasiado tiempo en algo que no se me está dando.
3) Ser agradecida.

La revisión de cajones y placares es la que más tiempo toma, pero es una de las más importantes. Uno compra, compra, compra, acumula, y termina necesitando otro placard para guardar kilos de ropa y accesorios que casi nunca se usan totalmente. Todos sabemos que eso es innecesario, porque siempre terminamos usando una determinada cantidad de prendas y accesorios, y siempre hay una parte que pasa de moda, o que compramos pensando que nos quedaba bien y luego nos arrepentimos, o que está ligeramente estropeada pero nos da lástima tirar. Esos objetos ocupan espacio y consumen tiempo al tapar las cosas que realmente necesitamos y terminamos no encontrando porque están amontonadas, o porque hay demasiada cantidad. Lo mismo pasa con las actitudes que no nos funcionan para la vida. A veces insistimos tanto en cometer errores que terminamos perdiendo de vista nuestro objetivo; nos desanimamos fácil porque nos olvidamos qué es realmente lo importante. Ahí es donde se conectan el punto número 1 y el 2 que mencioné más arriba.

En metafísica hay un principio: "Como es arriba, es abajo". Esto quiere decir, en líneas principales, que la actividad en el mundo material es un reflejo de lo que pasa en el mundo espiritual y mental. Si en tu casa hay caos, probablemente en tu mente también haya caos. Uno siente la necesidad de corregir ese caos y ordenar las ideas, y el impulso de emprolijar las posesiones materiales surge enseguida, como queriendo reflejar ese cambio ante nuestros ojos.

Tomamos acción y empezamos a ordenar; cajón por cajón, placard por placard. Vemos que la variedad que cosas que tenemos y que ya no queremos o necesitamos, es infinita: libros, ropa, accesorios, electrodomésticos o aparatos que ya no funcionan, papeles, discos. Cuando terminamos, vemos que la montaña de cosas a descartar es sorprendente. Es como cuando el peluquero te corta el cabello y cuando te levantás de la silla ves la montaña de pelos en el piso y pensás, ¿yo tenía todo eso encima?

¿Y ahora qué hacemos con estas cosas? Hay varias soluciones:
- Regalar. Hay muchas cosas que quizá le puedan servir a un amigo. Preguntar a los más allegados.
- Donar. Las cosas donables no son sólo los alimentos y la ropa. Hay muchas cosas que se pueden donar. En esta página hay índices de donación que se pueden consultar. Por ejemplo, yo no sabía que hay organizaciones que recolectan accesorios y maquillaje para darle a mujeres en situación de calle o que vienen de hogares violentos.
- Tirar. Siempre tener en cuenta de dividir la basura por clase, por ejemplo, cartón con papeles.



Uno no debería por qué tener placares llenos de cosas de manera excesiva. No somos ni más ni menos felices por ello. Podemos llevar una vida sin acumulación siendo concientes de qué necesitamos en este momento, y qué ya no nos sirve. Ahí pasamos al punto 3: ser agradecidos. Si uno agradece internamente (ya sea a una divinidad superior en la que uno crea, o por lo menos a sí mismo) tener una casa, tener ropa para ponerse todos los días, tener comida en la heladera, tener una plancha, un lavarropas, una cama, una heladera... Ahí lentamente se va tomando conciencia de qué es indispensable y qué no. Paso siguiente, se toma conciencia de las personas que quizá les haga falta eso que a nosotros simplemente nos ocupa lugar y nos estorba.

Bueno, ya separamos las cosas a regalar, donar y tirar. ¿Qué hacemos con las cosas que nos quedaron?
- Reordenar. A veces con cambiar un simple adorno de lugar, u ordenar los libros de manera distinta, o cambiar algunas fotos en los portarretratos, ya se hace un cambio muy grande. No subestimar los detalles. Cuando terminemos vamos a sentir que de repente todo luce nuevo.
- Organizar. Si hay cosas que vamos a conservar pero no son de uso diario o frecuente (cierto tipo de carpetas y archivos, instrumentos musicales, accesorios y ropa de invierno/verano y que no coincide con la temperatura actual), lo mejor es sacarlas del camino. Comprar cajas de las medidas apropiadas para meter en los placares es una buena forma de optimizar el espacio y de tener las cosas guardadas de tal manera que luego es más fácil encontrarlas; y también son buenas para no acumular polvo y que se estropeen antes de tiempo.

Siempre es bueno recordar que cuando las cosas no se nos dan, o estamos en urgente necesidad de cambios, a veces es necesario empezar por las pequeñas cosas, porque los pequeños cambios dan fuerza y ánimos para un cambio mayor. Y dos últimos ítems a tener en cuenta:

- Cuando damos algo bueno, el unvierso nos lo devuelve. Si tenés cosas guardadas, sentadas sin hacer nada útil ni para vos ni para nadie, eso no causa nada. Pero si las das a otra persona por voluntad propia y conciente de ello, es una buena acción, y eso hace que te pasen cosas buenas, sin que hagas un sacrificio mayor más que invertir tiempo y ganas.

- Cuando dejamos un espacio vacío o libre de obstáculos, siempre todo fluye mejor. Si queremos que nos pasen cosas buenas, tenemos que hacer espacio para que entren en nuestra vida, tanto en lo material como en lo mental.

Dicho esto, me voy a cerrar las bolsas que preparé.

¿Ustedes están haciendo lugar?


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12 comentarios:

  1. Muy linda reflexión, con mi marido lo hacemos varias veces al año, no solo la re organización de cajones y placares, sino re organización del depto, cambiamos todo de lugar, es refrescante!!

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    1. Qué bueno que hayan adoptado el hábito, este tipo de actividades son más fáciles cuando se hacen de a 2 :)

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  2. Justamente estoy leyendo el Kybalión.

    Gracias Meli, todo esto me ayuda.

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    1. Qué bueno Fer! Es un buen libro, aunque yo lo tuve que leer dos veces para entender bien la onda, es bastante rebuscado. Igualmente antes había leído los libros de Conny Mendez que son más o menos la misma teoría pero bastante más simplificada.

      Me alegro que te haya gustado :)

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  3. Yo justamente, la semana pasada pase por la voragine y tire absolutamente todos mis apuntes de la facultad. Me hartaron. Hace 10 años que estudio y este año me recibo, asi que, les dije "Chau chau!" (A lo Mirtha Legrand) y me arme una hermosa fogata.

    Tengo que comenzar con el placard y cajones!!

    Me gusto mucho esta reflexion! Un beso!

    Luciana Make Up Blog

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    1. Sí yo hice eso este verano, aunque guardé las hojas/fotocopias que tenían una carilla en blanco porque son reutilizables, las uso para hacer listas de compras y bocetos de posts para el blog. El resto lo separé en una bolsa y lo puse con unos cartones, para simplificarle la tarea a las personas que después lo juntan para venderlo.

      Es lindo decirle chau chau a lo mirtha a la facu :P

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  4. Tal cual. Más o menos todas las temporadas, al comienzo de la estación, me fijo qué tengo para saber qué debería comprarme y saco aquello que por X razón no usaría y lo guardamos en la bolsa que después llevamos a un comedor por acá cerca.
    Papeles: no guardo más. Hasta me he despedido de cartas de amigas! Olvidate la cantidad de mugre que se junta y espacio que te ocupa para poder poner algo de maquillaje nuevo! jaja

    Muy buen post!

    Beso

    Ana

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    1. Lo de las cartas es muy cierto! A veces se guardan más por compromiso que por lo que realmente significan. Yo tengo las cosas "sentimentales" más importantes en una caja de zapatos en el placard, ordenaditas, pero son cosas que aún me da lástima tirar.

      Besitos :)

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  5. Me encantó,al principio es una flor de pa...pero después te sentís liberada y enicma lo donás es super gratificante. Muy linda entrada!

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    1. Da mucha fiaca, es cierto, por eso hay que hacerlo cuando te agarra el impulso, porque una vez que empezaste ya da lástima dejar todo por la mitad.

      Gracias, me alegro que te haya gustado :) Un beso.

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  6. Que lindo es ordenar a veces, deshacerse de lo inservible, cada tanta lo hago. Por suerte en casa somos de donar bastante ropa. Y los papeles/diarios se pueden vender por kilo.
    Horrible lo de tu casa! nunca escuché de nadie al que le haya pasado eso.
    Muy buen post!

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  7. Nunca me sentí tan identificada con una entrada, porque tengo una forma de pensar que si se acumula demasiado, no de dejas espacio a lo demás. Por ende, de vez en cuando evalúo lo que tengo, hago pocas compras (por cierto, hace mucho que no compro ropa) y bueno, lo demás se va.. que es muy poco. La situación de venir a otro país me cambió todo, más de lo que lo tenía antes. Pero a pesar de ello, tengo una situación de acumulación de cosas de alguien cercano a mi, que se resiste a darlas porque le da pena, sin darse cuenta que está mal, o reflexionar al respecto.

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